jueves, 3 de diciembre de 2009

SOBRE LA HISTORIA DEL TEMPLO





Los primeros relieves significativos proceden del templo de Artemisa en Cércira (Corfú), que se datan en las primeras décadas del s. VI a.C.

Como es habitual en estor primeros momentos las metopas exteriores no presentaban decoración, y al igual que ocurre en el templo de Prinias, se han encontrado fragmentos de esculturas que decoraban la entrada de la cella y dentro de la columnata exterior.

En templo identificado con el culto de Artemisa es el más importante de la Corfú helénica y su denominado frontón de la Gorgona uno de los más importantes y mejor conservados de esta etapa arcaica. Se recuperaron los dos frontones, aunque uno de ellos esta mejor conservado, en el centro aparece una Gorgona de gran tamaño (unos tres metros de altura) cuyos brazos y piernas reproducen la imagen de una esvástica, semiarrodillada en la representación convencional del movimiento o la carrera, una de las rodillas, la posterior, roza el suelo, forma de representar el movimiento rápido. La Gorgona está franqueada por dos leopardos que tienen la cara vuelta hacia el espectador.

Estas tres grandes esculturas centran la atención del espectador, sin embargo junto a ellas se encuentran otras dos pequeñas imágenes que representas a un caballo alado y a un joven, que miran hacia el espectador. Tras el leopardo situado a la izquierda se encontraba, hoy desaparecido, un hombre que proyectaba una lanza hacia una figura sedente, tras este aparecía un cadáver. Conservando la simetría de la composición, en el otro extremo se representaba a Zeus sin barba, semiarrodillado, lanzando un rayo, de nuevo mostrando la cabeza hacia el observado. Posiblemente, tras él, debía encontrarse un cadáver.

La Gorgona en este momento no es la criatura malvada del mito posterior, aquí, junto a los animales salvajes cumple la función de guardianes, como en el resto de los frontones arcaicos.

El rostro de la Gorgona, denominado gorgoneo, aparece en el arte griego por influencia oriental, a comienzos del s. VII a.C. y cumple una función protectora, posteriormente se identificara con el mito de Medusa, sus dos hijos: Pegaso, el caballo alado y Crisaor, su hijo humano, y Perseo.

Es posible que este frontón el caballo alado y el joven sean los hijos de la Gorgona, y estemos ante el nacimiento del mito.

Aunque las figuras centrales, la Gorgona, Pegaso y Crisaor parecen ser identificadas con claridad, las figuras laterales son más confusas. La opinión más aceptada es la que afirma que nos encontramos ante una de las primeras Titanomáquia, la lucha ancestral entre los jóvenes dioses, capitaneados por Zeus contra los titanes, aliados de Cronos.

Detalle de uno de los cadáveres, Templo de Artemisa en Corfu
Los cadáveres de los extremos serían dos titanes muertos, y los grupos se identificarían con Zeus amenazando al gigante Japeto y la figura sedente podría ser Rhea o Cronos amenazada por Poseidon, aunque otra interpretación afirma de es el anciano rey de Troya, Priamo amenazado por Neoptolomeo, con lo cual nos encontraríamos con otro tema mitológico la Iliupersis, el saqueo de Troya.

Obviando las interpretaciones, se trata de la representación mas antigua de un hecho mitológico, en el cual la Gorgona esta plenamente integrada en una narración mítica.


Aunque todos identifiquemos el Partenón como un templo grandioso, no era el mayor, de hecho el templo de Artemisa de Corfú es el mayor de los templos dóricos de toda Grecia. Este templo fue edificado a principios del s. VI a.C. (585 a.C.). A parte de conservarse el frontón descrito anteriormente, que es el occidental, se conserva gran parte de su planta y algunos elementos de su alzado.

Sus espectaculares dimensiones: 46,6 m. x 22,4 m. le acercan a los tempos de la Magna Grecia y Sicilia. En este edificio se comienzan a configurar algunas de las soluciones que se aplicaran mas tarde en la arquitectura dórica, tanto en la planta como en la distribución de las columnas, ocho en los lados cortos y diecisiete en los laterales.

Se aprecian amplios intercolumnios y las columnas son de tales proporciones que empequeñecen el entablamento y el resto de los elementos sostenidos.

El capitel dórico de sus columnas presenta un amplio equino y un ábaco muy alto, con una corona de hojas colgantes, que estaba pintada en brillantes colores.

Se debe precisar que la corona foliar es un elemento local de la arquitectura de esta isla, que aparece en otros monumentos, como el funerario de Xenvantares.

EL TEMPLO DE ARTEMISA EN ÉFESO


Nuestro viaje nos lleva ahora a tierras helenas, donde buscaremos la mayor parte de las maravillas que nos faltan por ver. La Grecia Clásica es el auténtico faro de la civilización de su tiempo, y no es de extrañar que sea allí donde los artistas florecen y realizan sus más excelsas obras.


Nos detenemos en la ciudad de Efeso, a orillas del mar Jónico y junto a la desembocadura del pequeño Meandro. Seguimos a mediados del siglo VI AC. Ésta ciudad ha sido desde siempre un centro de culto a la diosa Artemisa, llamada después Diana por los romanos. Se trata de la soberana de la naturaleza selvática y de los animales salvajes, y suele representársela acompañada por una cierva y armada de arco y flechas. Desde muy antiguo, existe un templo dedicado a la diosa. Pero en el siglo VII a. de C., la ciudad sufrió el ataque de los sumerios y aunque se resistió, no se pudo evitar que el templo se incendiara y fuera destruido.





Pero ahora casi toda la Jonia ha pasado a manos del rey de Lidia: Creso.
Sí, el mismo que ha inventado esos nuevos y extraños discos de metal llamados "creseidas" que se suponen que van a hacer las veces de moneda. Nadie sabe dónde pararán estos inventos modernos... pero Creso es un protector de sabios y artistas, el mismo Esopo ha pasado por su corte, y se propone levantar un nuevo templo a Artemisa, mejor que el anterior.


Para ello se lleva a cabo una suscripción pública; todos los ciudadanos donarán algo de dinero para el templo nuevo.


Finalmente el templo se levanta. Cuenta con 127 impresionantes columnas de 20 metros de altura, algo descomunal para su época, y cuenta con esculturas de Escopas.


Este templo ilumina la ciudad de Efeso durante dos siglos. Sin embargo, llega la tragedia: en el año 356 a. de C., el pastor Eróstrato destruye el templo incendiándolo, por puro afán de fama. Sin duda consiguió lo que buscaba, como lo prueba el que recordemos su nombre. Pero tal vez consiguió algo más que eso: demostrar a todos los hombres que por cada Escopas hay un Eróstrato, y que las maravillas construidas por el hombre deben ser protegidas del propio hombre.
Esta historia tiene un epílogo: cuando alrededor de veinte años después, Alejandro Magno ocupó la ciudad de Efeso y residió en ella por un tiempo, escuchó la historia del templo de Artemisa y descubrió que había sido destruído la misma noche en que había nacido él. Al parecer fué esta coincidencia la que le impulsó a reconstruir el templo, durante el tiempo que permaneció en Efeso instaurando un gobierno democrático. Una vez terminado, el nuevo templo (que hace el número tres en nuestra cuenta) contó con un retrato del propio Alejandro, pintado por Apeles, el más famoso pintor griego. Aunque el templo de Artemisa no recuperó jamás su pasado esplendor, al menos su antigua fama le valió una pronta reconstrucción.

UN VIDEO PARA CONOCER